jueves, 23 de febrero de 2012 | By: Grupo NTSI

El software libre: Linux


“Señoras y señores, damas y caballeros, ¿les gustaría no tener que pagar nada por su sistema operativo?”. Habitualmente si formulas una pregunta de este estilo la gente suele responder con un “sí”. Sin embargo, la mayoría de las personas paga por los sistemas operativos aunque existe uno que es gratuito: Linux.

La historia de Linux empieza en Finlandia en el año 1991 cuando el estudiante de la Universidad de Helsinki, Linus Torvalds, se plantea la idea de aprovechar mejor los recursos de su ordenador e instala en él una versión reducida del sistema operativo Unix, llamada Minix. Sin embargo, debido a las limitaciones del Minix, Linus reescribió algunas partes del sistema para conseguir una mayor funcionalidad y posteriormente, decidió difundir el código fuente por Internet, de manera gratuita y con el nombre de Linux (contracción de Linus y Unix) y, años más tarde haría lo mismo con versiones nuevas más completas.

Estas primeras versiones de Linux eran bastante limitadas pero el hecho de que se difundiera el código fuente por Internet gratis fue la forma de conseguir que cada vez más personas se unieran e implicasen en el proyecto.

Actualmente Linux, o mejor dicho, GNU/Linux, ya que Linux es únicamente el núcleo del sistema y GNU/Linux es el sistema operativo en sí, es un sistema Unix completo y estable, que sigue evolucionando y se ha extendido incluso al mundo empresarial. Además, el núcleo Linux presenta todas las características de un verdadero sistema operativo: multitarea, memoria virtual, controladores TCP/IP rápidos, bibliotecas compartidas, capacidad multi-usuario y modo protegido.

También es importante destacar las ventajas de Linux respecto a otros sistemas operativos: es un software libre, mayor robustez del sistema, ideal para el uso de Internet ya que existen pocos virus creados para Linux y mayores posibilidades de personalización, entre otros.

A pesar de ser un sistema operativo de software libre, únicamente un 4,9% de los ordenadores usa Linux pero, ¿quién sabe? Quizá dentro de unos años se extiendan las ideas de Richard Stallman del derecho al software libre y ya no se dé el monopolio ejercido por Windows.



Rosa María Martínez Olmos / Grado en periodismo
sábado, 18 de febrero de 2012 | By: Grupo NTSI

Una ventana hacia la innovación


Corría la década de 1970 cuando dos jóvenes apasionados por la informática, Bill Gates y Paul Allen, percibieron que la computación personal era el camino hacia el futuro. Así, en 1975, se constituye lo que a partir de ese momento será una de las empresas más importantes del mundo, Microsoft. Con la incorporación de Steve Ballmer a la cúpula directiva de la empresa, se inician los contactos con IBM para desarrollar un código denominado “Chess”.

A partir de ese momento comenzó un meteórico ascenso para estos tres jóvenes estadounidenses, ya que meses más tarde sacaron al mercado el primer sistema operativo que se encargaba de administrar y controlar el hardware del equipo, el MS-DOS (Sistema operativo de disco de Microsoft)

Aunque este primer sistema resulta eficaz, no resulta accesible para todas las personas, por lo que se decide ir más allá y dos años más tarde se lanza al mercado “Windows 1.0” el cual ya incorpora un sistema de ventanas en modo carácter. A partir de aquí, se llevan a cabo una serie de actualizaciones que tenían como objetivo modernizar la base del sistema y tratar de crear un entorno gráfico.

Presentación del sistema Windows 95
Sin embargo, no es hasta el 24 de agosto de 1995 cuando se produce un verdadero punto de inflexión en la compañía. Microsoft presenta el sistema “Windows 95”, que bate un récord de ventas absoluto con 7 millones de copias vendidas en las primeras cinco semanas. Pero, ¿qué es lo que incorpora de novedoso este sistema para que coseche un éxito tan abrumador? Lo primero que deberíamos de destacar es la incorporación en la esquina inferior izquierda de la pantalla del indiscutiblemente famoso “botón de INICIO”, que actualmente se sigue manteniendo; además posee una compatibilidad casi total con el recién nacido Internet; o por ejemplo ofrece funciones multimedia mejoradas.

A partir de aquí la sucesión de sistemas operativos de Microsoft fue constante, pero obviamente sin el mismo éxito que el 95. Actualmente nos encontramos inmersos en el universo de Windows 7, el cual muchos informáticos afirman que: “es el sistema operativo que menos nos obliga a tener que hacer la operación de salir y volver a entrar”.

Para finalizar me veo en la obligación de responder a la pregunta de por qué Windows ha cosechado este inmenso éxito a lo largo de los años. En primer lugar, debemos recordar la primera idea de Bill Gates, cuando crearon Microsoft: un equipo informático en cada escritorio y en cada hogar, por lo que con ese concepto encima de la mesa, la empresa ha tratado siempre con sus productos de llegar al mayor número de usuarios posible; y en segundo lugar, desde el seno de la empresa siempre se ha defendido la incorporación de sistemas externos de otras compañías, para así lograr una mayor estandarización de sus contenidos, que por supuesto ha permitido que el sistema haya logrado una aceptación entre los usuarios sin precedentes.


Jesús López
Grado en Periodismo
@Xexujefer
lunes, 13 de febrero de 2012 | By: Grupo NTSI

La manzana del mundo.

Una manzana ya no es una manzana. No es pecado, no es sacrílega, no es tan siquiera una fruta: es un símbolo.
Quizá como guiño a épocas tan antiguas como el génesis del hombre, Steve Jobs, cofundador de la empresa Apple, convirtió este fruto de pecado original en otro principio, en el principio de la era de la tecnología.  Ahora una manzana mordida es un don en lugar de una maldición, otorga calidad a cualquier sitio en el que aparezca, es emblema de lo tecnológico y el avance, justificante para precios estratosféricos y sinónimo de elegancia, distinción y, si se quiere, capitalismo. Si ya veíamos en “Good bye Lenin” como se alejaba el comunismo dando paso a inmensos carteles de Coca-Cola, probablemente ahora los guionistas habrían preferido mostrar manzanas luminosas en los neones de los edificios reluciendo: “Think different”
El rotundo éxito de Apple en los cuarenta años que hace de su fundación es sin duda una realidad. Quien no conozca Apple, quien no haya ambicionado alguna vez un elegante portátil, un fino iPod o un manejable iPad: que hable ahora o calle para siempre! Imposible. En el mundo occidental, al menos.  Desde el garaje de casa de un amigo de su infancia, el magnate Steve Jobs y su amigo Steve Wozviak, crearon sin saberlo una de las mayores empresas del mundo actual y cuando quisieron darse cuenta ésta había salido a bolsa y a sus 26 años ambos eran millonarios. Este avance vertiginoso, sin embargo, no fue solamente fruto de la innovación tecnológica sino de una enorme y masiva campaña de marketing empresarial.
La creación de los ordenadores personales, una interfaz gráfica fácilmente comprensible para el usuario y el uso del ratón en lugar de líneas de comandos, se los debemos a Apple y, aunque estos logros son indudables, la actual trascendencia de la marca y su fundador no habría sido posible sin la visión comercial que impregna cada uno de sus productos.  La empresa Apple innovó, arriesgó, sí, pero no solo en su tecnología sino que revolucionó también el mundo de la publicidad: colores brillantes, tamaños manejables, formas gráciles y sencillas, que hacen creer al consumidor que tiene en sus manos un objeto de valor incalculable (sin hablar del precio, ese ya es otro tema). Se ha conseguido así una base de clientes fieles que rechazan todo aquello que no se desprenda de su marca maestra, rechazando otros productos de otras compañías y sembrando un germen de elitismo que contagia hasta llegar al grueso de la masa que comienza a relacionar Apple con calidad, durabilidad y funcionalidad. Se cierran los ojos a otros productos quizá con la misma calidad y esta ceguera publicitaria consigue que se pasen por alto precio y utilidad hasta convertirse en un gran fenómeno comercial.
Sin embargo, no son solo sus productos o su publicidad lo que ha convertido Apple en una gran marca, esto se ha debido también y en gran parte a su cofundador y más importante relaciones públicas: Steve Jobs. Una visión global de las necesidades de los consumidores, una personalidad afable y una labia envidiable por cualquier mandatario o político, sumado a sus eternos jerseys negros de cuello vuelto que denotaban una sencillez inalcanzable por la mayoría de los empresarios que apuestan por los trajes; ha supuesto que los productos de Apple alcancen lo que son ahora y que su muerte, el pasado año, fuese una de las noticias más importantes del año hasta el punto de que la opinión pública haya comenzado a preguntarse: qué será de Apple ahora que ya no está Jobs?
Lo cierto es que la empresa continúa implacable su ascenso a la cumbre de la electrónica con una presencia en cuyos cimientos está el esfuerzo y la innovación (técnica, comercial y formal) no solamente de Steve Jobs sino también de cientos, de miles, de trabajadores que forman parte de una de las mayores multinacionales del mundo.

García López, Verónica
Grado en Periodismo
@VeronicaLilium
domingo, 5 de febrero de 2012 | By: Grupo NTSI

La libertad del silencio.

“¿Qué pasa?” pregunta Twitter antes de que comiences a escribir un tweet. Twitter pregunta y sus 200 millones de usuarios responden desde cualquier parte del mundo con 140 caracteres para describir las infinitas reflexiones, situaciones o pensamientos del colorido mosaico que son los internautas. Esta es la magia de la red. Millones de seres humanos conectados, interrelacionados y en continuo movimiento, expresándose y compartiendo de forma permanente y al instante. Algo impensable hace escasamente diez años.
 Desde su lanzamiento, en 2006, la red de microblogging Twitter ha revolucionado la concepción de la comunicación, de la sociedad y sobretodo de la libertad de expresión. Crear una cuenta en esta red, hasta el momento, suponía crear la capacidad de sacar al mundo todo aquello que queramos compartir y no solo eso, también la posibilidad de conocer los temas más comentados (Trendin Topics) a tiempo real y de unificar declaraciones a través de las etiquetas temáticas conocidas como hashtags que aparecen precedidas de una almohadilla. Desde plataformas como Twitter se han llevado a cabo los más diversos fenómenos masivos: desde el periodismo ciudadano hasta las “Twitter Revolution”. Grupos de personas unidos por la red, creadores y difusores de movilizaciones como la revolución egipcia o la tunecina, las protestas electorales en Irán, el movimiento 15M o la revuelta de indignados Occupy Wall Street; pero, no podemos olvidar, también creadores de conflictos, amenazas, ofensas y discriminaciones con comentarios de dudoso gusto bajo hashtags como #FrasesDeGitano o #NombresDeSirvientasMexicanas. 
¿Es eso libertad? ¿Es Twitter una herramienta de libertad o de libertinaje? ¿Deben las redes autorregularse o ser reguladas?
Sin embargo, aunque es indudable que Twitter se ha convertido en una forma de cambio social, además es una empresa capitalista que aspira a conseguir unos beneficios. Por ese motivo, hace algunos días, la red social ha dado un giro a su política para expandir su presencia a un número mayor de países anunciando que “se acomodará a la legislación de cada Estado”, es decir, aplicará una censura a los comentarios en función de los diferentes países. Explican en su blog (http://blog.twitter.com/2012/01/tweets-still-must-flow.html?tw_p=twt) como «A medida que crecemos internacionalmente, vamos a ir a países con diferentes posiciones sobre la libertad de expresión» y justifican su posición manifestando que  «Algunas ideas son tan diferentes a las nuestras que no podríamos implantarnos. Otras son similares, pero por razones históricas o culturales, restringen ciertos mensajes, como ocurre en Francia y Alemania, donde se vetan los mensajes pro-nazi».
Este anuncio conllevó inmediatamente movimientos contrarios a la censura. Varios usuarios utilizaron el hashtag #TwitterBlackOut, para mostrar su oposición a la regulación de la red, que fue Tema del momento durante varios días en la mayoría de los países europeos y americanos. La mayoría de los opositores cree que esta censura es un ataque a la libertad de expresión, que de esta forma no habrían sido posibles revoluciones como la Primavera Árabe, movilizaciones en contra a regímenes totalitarios o la denuncia de abusos de poder gubernamentales.
El mismo logotipo de Twitter, un pájaro azul con las alas extendidas, nos recuerda a la libertad aunque quizá no la haya, aunque quizá no nos demos cuenta desde nuestra mentalidad europea y occidental de que no todo el mundo puede expresarse libremente, aunque nos “vendan la moto” del avance social que suponen las redes sociales y aunque no nos paremos a pensar que hay quien debe convivir, día a día, con el silencio.
¿Existe realmente la Libertad en Internet? ¿Es necesario el control estatal? ¿Debe Twitter autocensurarse para ampliar sus horizontes? ¿Es esta una forma de adaptación a las leyes o de vulneración de los derechos humanos?

“Mi libertad acaba donde empieza mi silencio”

Verónica García López.
Grado en Periodismo.
@VeronicaLilium